Durante los años veinte la marca Bentley era todo un referente de los coches deportivos. Su dominio en circuitos como Le Mans le ayudó a situarse como una de las marcas de lujo más potentes del mercado. Su máximo exponente, el 3 Litre, era un referente en todos los aspectos.
Gracias al conocimiento de marca adquirido por los éxitos deportivos, la firma consiguió hacerse un hueco en el sector de las limusinas de lujo con el modelo 8 Litre. Todo parecía que iba viento en popa hasta el crack del 29, que afectó de lleno a la compañía y la condujo al desastre.
El último modelo Bentley 4 Litros
La marca británica había realizado un recorrido más que meritorio consiguiendo una posición dominante a nivel deportivo. Contaba con su propio club de pilotos clientes, millonarios con ganas de correr conocidos como los Bentley Boys. Además, invertía en desarrollo tecnológico y tenía poderío financiero.
Con la pérdida de poder adquisitivo provocada por el crack del 29, el segmento de las marcas de lujo era demasiado grande para pocos compradores. Rolls-Royce, Isotta Fraschini, Duesenberg, Hispano-Suiza o Bentley se esforzaban por mantenerse en este mercado a la baja. Esta saturación provocó una caída de las ventas en la compañía de las islas y la aparición de deudas que dañaban la salud financiera de la empresa. En busca de una solución para mejorar los resultados y aumentar las ventas, decidieron apostar por un modelo de entrada, una gama media, el 4 Litre.
Este modelo partió del chasis de la limusina 8 Litre que se recortó para ajustarse a unas medidas más contenidas. Con un motor de 3,9 litros, seis cilindros y dos carburadores era capaz de desarrollar 120 CV de potencia.
La idea de la firma era centrarse en la burguesía para la venta de este modelo que tenía un precio de una tercera parte de su gama de lujo. El problema fue que estos potenciales clientes se encontraban igual o más afectados que la propia marca.
El resultado fue que apenas se fabricaron 50 unidades que resultaron totalmente insuficientes para reflotar la compañía, pese a contar con compradores fieles a la marca como su Bentley Boy Woolf Barnato. En la actualidad perviven unas 10 unidades por el mundo del considerado último modelo independiente de Bentley.
La absorción de la marca
Este desastre no hizo otra cosa que aumentar las dificultades financieras de la empresa. Necesitaban un comprador que la pudiese mantener con vida, finalmente un consorcio en que se encontraba Rolls-Royce adquirió la compañía en 1931. Con el paso de los años y las diferentes fusiones y compras en el mercado automovilístico, Bentley pertenece al Grupo Volkswagen. El 4 Litre fue el intento de mantenerse como empresa independiente que acabó en fracaso.