Montesa, hoy en día, es el nombre propio en el mundo de las motos. Un nombre que va irremediablemente ligado al diseño y a modelos clásicos que son auténticos iconos en el mundo del motociclismo. Una marca que se ha convertido en leyenda con el paso de los años, pero ¿cómo fueron sus inicios? ¿Cuál es la historia de las motos con sello español que colocó la fabricación española en el mapa del mundo? Atento a las claves de una historia que no tiene desperdicio.
75 años de fabricación de las motos Montesa
El pasado 2020 se conmemoraban los 75 años de la fundación de esta marca de motos. Un nombre que le debemos a un barcelonés llamado Pedro Permanyer Puigjaner. Propietario de un pequeño taller en la Ciudad Condal, se dedicaba a la instalación de gasógenos en automóviles y en camiones. No fue hasta 1944 que este barcelonés no pensó en fabricar los primeros motores que iban a ir instalados en bicicletas. Esto sería la antesala de lo que vendría después: una sociedad con Francisco Bultó.
Ambos crearían los primeros diseños que, en aquel momento, no partían de cero, sino que consistían en la fabricación a partir de un modelo ya existente.
En 1945 nacía el primer modelo Montesa: la A-45. Un modelo fabricado con partes de una moto ya existente, a la que se añadían piezas originales diseñadas por Permanyer y fabricadas en Barcelona.
La curiosidad en torno al nombre que debes conocer
Además de los míticos modelos generados por la marca a lo largo de su historia, una de las cuestiones más curiosas de la marca es su propio nombre. Montesa hacía referencia a una orden de caballería creada por el Rey Jaime II de Aragón. La idea de Permanyer fue relacionar esta orden y sus antiguos jinetes con los moteros. De ahí esa «M» con tipografía medieval que con tanto orgullo han defendido moteros de todo el mundo.
Otros datos curiosos que escriben esta historia
Como todo lo que se convierte en leyenda, Montesa cuenta con datos curiosos que escriben su propia historia. Por ejemplo que, tan solo una década después de su primer modelo, la producción era tan relevante que la fabricación tuvo que ser trasladada a una nave muchísimo más grande. Es también curioso como la moda de los deportes tuvo que ver con el desarrollo y el crecimiento de la marca. Prueba de ello es que en 1953 Montesa se convertía en el primer fabricante español en tener presencia en el Salón Internacional de Ginebra.
El turismo, la competencia con otras marcas, la innovación y la modernidad en las miras de esta empresa fueron las razones por las que Montesa se convirtió en uno de los grandes fabricantes de motos mundial.